Dos poemas de estos tiempos oscuros, escritos por el brasileño Álvaro Alves de Faria y traducidos al castellano
Álvaro Alves de Faria leyendo en el Teatro Liceo (2014. foto de José Amador Martín)
Acabo de traducir, y los doy a conocer, dos textos del notable poeta brasileño Álvaro Alves de Faria (São Paulo, 1942), una de las voces esenciales de su país, donde ha recibido dos Premios Jabuti (los más prestigiosos de Brasil) y tres premios de la APCA por su dedicación al libro en sus vertientes de periodismo cultural y crítica literaria. Como poeta, los más recientes premios a él otorgados son el “Premio de Poesía y Liberdad Alceu Amoroso Lima” (Río de Janeiro, 2018) y el “Premio Guilherme de Almeida de Poesía” (São Paulo, 2019). El poeta es autor de más de 50 libros en Brasil, especialmente en poesía. También es autor de obras de teatro y periodismo. Otros 21 libros los ha publicado en Portugal, además de los 8 aparecidos en España. Alves de Faria se considera un militante de la poesía desde los tiempos de El sermón del Viaducto, en los años 60, cuando realizó 9 recitales en el Viaducto do Chá, en São Paulo, con micrófono y cuatro altoparlantes. Por este motivo fue detenido cinco veces por la Policía. El Sermón del Viaducto acabó siendo prohibido. Hacia finales de los 70 la censura también prohibió su libro 4 Cantos de Pavor y Algunos Poemas Desesperados. En los años 80 su obra de teatro Sálvese quien pueda que el jardín se está incendiando, que recibiera el Premio Anchieta de Teatro, en su momento uno de los más importantes de Brasil, también fue prohibida de llevar a escena durante ocho años. En 1969 el poeta estuvo preso durante 11 meses como subversivo y por dibujar los carteles del entonces Partido Socialista Brasileño. Tres años después recibió un disparo en el oído, cuya bala todavía está alojada en su cabeza, como herencia de la dictadura militar brasileña. Fue homenajeado por el Encuentro de Poetas Iberoamericanos del año 2007, publicándose un antología suya titulada “Habitación de Olvidos”, por mí traducida (A. P. A.).
Los dos poemas son inéditos, tanto en portugués como en castellano.
Un hombre llora junto al féretro de su padre, fallecido por coronavirus, en el cementerio de Vila Formosa, en São Paulo (Brasil). Foto de Amanda Perobell
POEMA 1
Uma nuvem de gafanhotos invisíveis
destrói a plantação de orquídeas de vidro
uma nuvem molhada de temporais
arranca os lírios
essa nuvem
voa em cima das cabeças
e come as palavras do poema
que nasce no coração que para.
Essa nuvem de aves noturnas
espalha todas as noites
pregadas no escuro de um sol apagado
e fecha as ruas
e fecha os passos
e fecha os sapatos vazios.
A nuvem pesada
de gafanhotos de espantos
quebra os pratos dos armários
as bonecas vivas das lojas
e esparrama os oceanos
nas calçadas brancas das ruas
nas embarcações dos anos
a viver ainda no mundo doente
em todos seus desenganos
a morrer os pedaços das coisas
nos próprios danos
que se matam aos poucos
e se cabem inertes
em atos insanos
como se finalmente
o final mente
na fúria
dos soluços desumanos.
Tumbas en el cementerio de Caju, en Río de Janeiro. Foto de Antonio Lacerda
POEMA 1
Una nube de langostas invisibles
destruye la plantación de orquídeas de vidrio
una nube húmeda de temporales
arranca los lirios
esa nube
vuela sobre las cabezas
y devora las palabras del poema
que nace en el corazón que se detiene.
Esa nube de aves nocturnas
expande todas las noches
anunciadas en la oscuridad de un sol apagado
y cierra las calles
y cierra los pasos
y cierra los zapatos vacíos.
La nube cargada
de langostas de terrores
rompe los platos de los armarios
las muñecas vivas de las tiendas
y desparrama los acéanos
en las aceras blancas de las calles
en las embarcaciones de los años
viviendo todavía en el mundo enfermo
en todos sus desengaños
muriendo los pedazos de las cosas
en los propios daños
que lentamente se mueren
y caben inertes
en actos dementes
como si finalmente
el final miente
en la furia
de los sollozos inhumanos.
Enfermera agotada, en Tegucigalpa (Honduras). Foto de Gustavo Amador
POEMA 2
Depois acorda
e come o pão
da tua mesa.
Conta teus mortos
e aguarda
as almas restantes
consumidas
por dentro na sombra
do teu castigo.
Depois espera:
o mundo nunca mais
será o mesmo.
Separa
o joio do trigo
e corre
para o abismo.
A sombra que suga
o sangue suga o sol
suga o sempre
o soluço
suga a sorte o salto
o susto os santos
o silêncio
e assim vivemos
como se tudo
fosse tarde
sem tempo
de reverter.
Haverás de voar
o pássaro
dentro de ti
e te salvarás
na queda
desse ponto ínfimo
que de devora.
Planta tuas flores
no quintal
que esqueceste.
Depois aguarda
e arrasta
teus sapatos
no rumo
que se perdeu.
Depois guarda
tua guerra universal
e mata teu semelhante
a cantar o hino nacional.
Zona de chabolas en Bombay (India). Foto de Divyant Solanki
POEMA 2
Después despierta
y come el pan
de tu mesa.
Cuenta tus muertos
y espera
a las almas restantes
consumidas
por dentro en la sombra
de tu castigo.
Después espera:
el mundo nunca más
será el mismo.
Separa
la paja del trigo
y corre
hacia el abismo.
La sombra que succiona
la sangre succiona el sol
succiona el siempre
el sollozo
succiona la suerte el salto
el susto los santos
el silencio
y así vivimos
como si todo
fuese tarde
sin tiempo
de revertir.
Volarás el pájaro
dentro de ti
y te salvarás
en la caída
de ese punto ínfimo
que devora.
Planta rus flores
en el jardín
que olvidaste.
Después aguarda
y arrastra
tus zapatos
por el rumbo
que se perdió.
Después guarda
tu guerra universal
y mata a tu semejante
cantando el himno nacional.
Alfredo Pérez Alencart y Álvaro Alves de Faria, con el último libro del brasileño presentado en Salamanca (foto de José Amador Martín)